Evolucionamos

Me cuesta mucho escribir y en la mayoría de los casos dejamos que se pierdan esas magníficas ilusiones que nos vienen, en mi caso cuando corro. Bastan unos pocos minutos al día de breve desconexión para reflejar las vivencias de la jornada o de algún proyecto ( palabra en boca de todos, cualquier acción cotidiana es un proyecto ), las conversaciones con los amigos y todo lo valioso que aprendemos en el día a día.
El gran cambio en mi evolución es disfrutar de todo lo que hago: familia, trabajo, amigos y aficiones.
La sonrisa es básica para que podamos aprovechar de manera positiva nuestro tiempo. Hace muchos años mi profesor de Religión en primero de BUP nos regaló esa pequeña estampa de la sonrisa, una sonrisa cuesta poco y vale mucho... Han tenido que pasar más de treinta años para valorarlo en todo su significado.
En el mundo de la educación se está perdiendo la sonrisa,  el gris y el lamento son los ingredientes de buena parte de los claustros que conozco. Hay que contagiarse de la sonrisa de nuestros alumnos y saber utilizarla para que nuestra labor educativa sea eficaz. Recuerdo esos tiempos en los que el mayor gasto energético en mis clases era enfadarme y gritar a los alumnos, gracias a mi mujer conocí el Plan de apoyo familiar de Pedagogía Sistémica y me ayudo mucho: a no ser reticente ante lo desconocido, dar oportunidades al momento, y ver a mis alumnos como personas no sólo un nombre y una nota.
En cuanto a las aficiones siempre he competido pero llega un momento que la edad no perdona, llegas a esa categoría MASTERS en lugar del nombre real Veteranos que oculta la palabra real "viejos". En España el ambiente en el mundo de la Esgrima masters ,si la Esgrima ( no, el Esgrima ) no es sano, más atentó al fallo del rival que a nuestras capacidades en el término general. No me encontraba a gusto y después de conseguir mi objetivo, ser Campeón de España de Esgrima, ( todo el mundo conoce a un campeón de España de Esgrima, y faltaban mis amigos ) abandoné poco a poco esa competición. En el años 2011 después de muchas coincidencias y gracias a la afición en común con mi hija por la Hípica, competí en el deporte de mi vida el Pentathlon Moderno, el que me había dado alegrías escuela de vida y muchos disgustos por mi mala cabeza. Encontré un grupo de amigos y encima apasionados como yo por el Pentathlon que me recibieron como uno más, y se alegran de verme cada vez que competimos juntos. No era un objetivo al principio, pero al ver mis posibilidades ya tengo en la vitrina un oro mundial y una plata europea. No cabe duda que el competir en este ambiente y con tu familia apoyando facilita mucho las cosas.
Me queda el tema amigos pero lo dejo para otra entrada.

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